Dulce Compañía

- ¿Donde estás? - dijo la chica
- Aquí mismo, siempre estoy - dijo la otra voz. Sonaba masculina y potente.
- No me dejes. Nunca me dejes -
- Te amo -
- Y yo a ti -
- ¿Quieres que aparezca en tu mundo, o sigo aquí, detrás de tus ojos? -
La chica se detuvo a pensar. Es cierto, él era lo mejor. Él podía entenderla, era el único que podía hacerlo, por lo menos en ese momento. Se sentía a gusto con él.
- No. - dijo la chica - No quiero que aparezcas. Sigue dentro mio. De nadie más.
El ángel asintió. ¿qué más podía hacer? Tanto la amaba que podía hacer todo lo que ella quería.
Hasta incluso podría dejar de amarla, si ella quería. Todo giraba en torno a ella. Es más, lleva 1800 años con ella, siempre.

martes, 14 de septiembre de 2010 en 18:47 , 1 Comment

Flores


- Déjame ir hacía allá - me dijiste. En ese "allá" que mencionabas habían árboles. Muchos. Pero, por sobre todos, destacaban los cerezos japoneses que tanto amabas. Apenas te distanciaste de mi, a tu lado comenzaron a salir girasoles, maravillas, narcisos, claveles, margaritas y todo tipo de flores. Vestías ese kimono rosa que te encantaba.

El viento comenzó a soplar y con ello los pétalos del cerezo invadieron el espacio de un rosa fulgente. Tu girabas, sonreías; el cielo era tuyo. Su color rosa, sus pétalos de girasol, su olor a fantasía y yo era el espectador de todo el show.

- ¡Vamos! - me espetaste. ¿Hacía adonde? Aún no lo sé. Sólo sé que aún estoy fuera de tu campo de flores.

viernes, 3 de septiembre de 2010 en 20:53 , 1 Comment