El Efecto del Viento

Eran las cuatro de la tarde, y él yacía en las afueras de su casa. El meteorólogo anunció 36ºC y él permanecía tendido, bajo la sombra de sus dos naranjos, sobre el suelo de baldosas. Nada anormal, todo como siempre, hasta que el viento lo acarició. Sintió las manos del viento que se posaban en sus mejillas y, luego, sobre sus ojos. En ese momento, mientras el viento tocaba sus párpados, abrió los ojos y observó que todo era gris y trasparente. Muchas figuras aparecieron y muchas otras desaparecieron. Entre esas, su novia. Se acercó a él, coqueta y tierna como siempre y le dijo al oído:
- Me cuesta transmitirte todo -
- Lo sé - dijo él - pero ese no es un problema, supongo.
- Pero sabes todo lo que me provocas... -
Ella comenzó a besarle, primero sutilmente, así como un picaflor saca el polen de las flores más tiernas, y luego mucho más apasionadamente.

El céfiro dejó de soplar y él abrió los ojos: seguía siendo una tarde igual que las demás.

martes, 25 de enero de 2011 en 16:36 , 1 Comment

Metro: Sin Rostro

Se subió al metro, apresurada y, para mala suerte de ella, quedó alrededor de 4 hombres. Las puertas se cerraron. Hacía calor y todos sudaban. Ella miraba hacia delante, cuando, sorpresivamente, una mano comenzó a deslizarse por sus piernas. Ella no sabía si estar aterrada, pero la mano era de un corte suave y acariciaba tiernamente. La mano comenzó a subir, lentamente, como calculando cada milímetro de pierna, hacia el sexo de la chica. La chica ya no tenía temor, estaba tan excitada que no podía retener el sudor que corría por su cuello, sus brazos y su rostro. Imaginó gemir, pero toda la gente la observaría; quería que aquella mano la acariciase entera, que le desabotone toda la blusa y le recorra la espalda. Quería sentir el aliento del dueño de la mano en su cuello, suspirar.

A sólo unos centímetros del sexo de la mujer, la mano se detuvo. "Próxima estación *Los Héroes* lugar de combinación a Linea 2". Ella quería darse vuelta, quería verle el rostro a la persona que la había echo sentirse así, mas no pudo. La mano se introdujo en un bolsillo de la falda y luego salió. La gente comenzó a bajar y hubo unos 4 segundos en donde el vagón quedó practicamente vacío. Temerosa, introdujo la mano en el bolsillo y no halló nada, sólo un gracias tácito de alguien sin rostro.

miércoles, 5 de enero de 2011 en 8:04 , 2 Comments