Aura de ti.

Se desvistió y sin mirarse al espejo, entró en la ducha. El agua comenzó a recorrer, tibia, cada una de sus curvas. Ella pensaba y el vapor camuflaba sus deseos, haciéndolos escurrir en los muros y en el espejo en el cual no se vio. Miró sus manos, que siempre habían sido bien cuidadas. se tocó el rostro, cerrando los ojos e imaginando. Imaginaba que él era quien le tocaba el rostro, que le sonreía y le miraba con un amor tan cálido que quemaba. Tanto era lo que quemaba, que su cuerpo comenzó a pedirlo. Su imagen apareció entre el vapor del baño y se reflejaba en el espejo en donde ella no se quiso ver.

Sintió ganas de ser abrazada, de ser besada. Cuando él lo hacía, para ella, era una de las sensaciones que más le hacían feliz. Tanto así, que no quería separarse de él cuando este la aproximaba.

Cerro sus ojos y se dejó llevar por sus deseos. El amor se mezclaba con placer. Miró sus senos, que estaban notoriamente exaltados por el vapor y todas sus vacilaciones. Ella se avergonzó de si misma, pero al pensar en él todo ello se desvanecía. Quería ser tocada, que la mano de él circulase por su cuerpo como el agua lo hacía; que el aliento de su querido penetrase su cuerpo, como el vapor lo hacía. Quería sentirlo cerca, abrazándola por la espalda. Quería sentir su torso desnudo, apegado a su cuerpo. Quería ser amada.

- ¡Hija! Llevas 40 minutos en el baño. ¿qué tanto haces? - gritó la madre desde fuera del baño.

Ella ni siquiera se había jabonado.

domingo, 23 de octubre de 2011 en 8:50 , 0 Comments