Grito bajo la lluvia

Él iba caminando con paso firme y decidido por la avenida que en ese entonces se encontraba llena de hojas por otoño.

De súbito, el cielo se oscureció y él se detuvo. Recordó la melodía danzante de la canción "Slip Away" de Pat Metheny Group y empezó a recordar. A recordar aquello que lo aquejaba.

Se sentía solo todo el día, en su casa no le prestaban atención y de alguna forma, constantemente se sentía abandonado por la sociedad y hasta por el mismo.

Hasta que comenzó a llover. La melodía se hizo más fuerte. Se dio cuenta que no podía alcanzar a su amada, a la que tanto deliraba.

- Naaaaaa! - Gritó, y comenzó a llorar junto con las nubes.

viernes, 28 de mayo de 2010 en 14:49 , 1 Comment

Waltz


Recuerdo aquella fiesta. Estábamos en la hacienda cuando de pronto te divisé. Tu vestido escarlata, tu peinado y hasta tu gargantilla me impactaron. Terminaban de bailar las parejas. Nos miramos. Fue todo tan rápido, tan sucinto, tan mágico. Decidido, fui hasta ti
- Disculpe mi dama, ¿tendría usted el placer de concederme ésta pieza? - Dije
Asentiste con la cabeza. Te tomé de la mano hasta el centro de el salón. Deslice mi mano por tu cintura y tu deslizaste tu mano por mis hombros. Comenzó la sinfonía, nos movimos al paso del waltz. Al mirarte, los límites de la sala desaparecían. Era como si estuviésemos bailando sobre un lago sin hundirnos, a danzar al compás del fuego sin quemarnos, a ahogarnos con aire. Me miraste y dejaste caer tu pañuelo. Como buen caballero, lo recogí. Fuiste hasta una habitación y yo siempre detrás. Llegamos a aquellos aposentos. Te recostaste en la cama y yo te seguí. Nos desnudamos e hicimos el amor de una manera tan maravillosa... sentí como si nunca en mi vida había probado tal exquisitez. Nos besamos y al terminar el acto nos quedamos abrazados. Sentía que eras la mujer destinada para mi. Me dormí en tus brazos.

Al amanecer del día siguiente, no estabas en el lecho. - ¿Que había pasado? - me preguntaba. Al cabo de dos o tres días llegue al resultado: era yo el segundo hombre que te gustaba, saciaste tus pasiones conmigo y yo también las sacie contigo. Quise ir a buscarte, pero tu no querías nada más. Te gustaba así... ¿que podía hacer?

Solo sé, que después de ese waltz, de esa sinfonía, cambie radicalmente. Tus ojos, tu fragancia, tu vid, tu esencia, todo pero absolutamente todo me enamoró. Ahora vivo enamorado, enamorado del amor, por que de ti ya no puede ser, tu, mujer, pensaste en ti y en nadie más. Yo ahora me quedo, mirando el horizonte en mi hacienda, esperándote, mi lucero. O quizás... algún otro brillo, algún destello, me llame la atención. Cualquiera de las dos cosas espero...


Hacía mucho tiempo que no subía un cuento. Ya sabes, no tengo internet y todo lo que conlleva eso. Estoy en la biblioteca de mi colegio y en un golpe de inspiración, decidí escribir.

martes, 11 de mayo de 2010 en 13:32 , 4 Comments

Detrás de la Pantalla


Hyosuke se sentó en su computadora. Había llegado recién de clases y tenía mucho que estudiar. Mientras buscaba la información que necesitaba, súbitamente la pantalla se volvió negra. Pasaron 2 minutos y la pantalla recupero su color. Había una ventana titilando. Hyosuke la abrió y era un chat, una típica videollamada. Detrás de la pantalla se veía el rostro de una chica con lentes, pelo hasta los hombros e impactada. El teclado de Hyosuke dejó de funcionar. Tomó un cuaderno, escribió y lo alzo a su webcam:
- ¿Eres real? - decía el cuaderno. La chica asintió con la cabeza. Los teclados de ambos volvieron a funcionar.
- ¿Por qué está abierta ésta ventana? - Dijo Hyosuke
- Ni idea. - Agrego la chica. - Por cierto, soy Yuko. La verdad, no tengo idea de como ocurrió esto, se abrió una ventana y me pareció extraño. -
- Yo tampoco - dijo Hyosuke.
Luego de esto los jóvenes comenzaron a hablar. Todos los días era una sesión de entretención. Hasta que un día, Yuko dijo:
- Hyosuke... esto.. ¿crees en el destino? -
Hyosuke, un poco impresionado respondió: - Si -
- Creo que es obra del destino, el que nos hayamos conocido - dijo Yuko. Luego de esto agrego: - ¿Juntémonos?
- ¿Donde? - dijo Hyosuke
La pantalla se ennegreció, así como la primera vez. Al cabo de dos minutos, había un mensaje de ella. Ponía "¡A las 6:00PM en la estación de Ueno, tu sabrás donde verme!"
Hyoskue tomo sus vestimentas y salio lo más rápido que pudo de su casa. La estación Ueno quedaba muy lejos, pero aún así corrió. Su corazón palpitaba velozmente. Al llegar, eran las 6:42PM, la busco y ella no estaba. Al cabo de unos minutos, por un andén apareció Yuko. Se vieron. Corrieron el uno al otro. Se estrecharon. Se besaron.
- Era obra del destino - dijo Yuko. Hyoskue la estrecho contra su pecho.
- De modo que los milagros existen... - Ambos cerraron sus ojos, fundidos en aquel calor humano.


Cuento inspirado en mi amigo Seth y en un vídeo que observé en la estación de metro "Universidad de Chile" el viernes 30 de abril.

domingo, 2 de mayo de 2010 en 16:20 , 2 Comments